viernes, 8 de julio de 2016

Historias armeritas

Historias armeritas

Han pasado más de 20 años de la catástrofe de Armero y todavía cuesta creer como un pueblo próspero se acabó en tan poco tiempo. Sobrevivientes y testigos de la avalancha recuerdan los días más tristes de sus vidas.

“A la mayoría los cogió durmiendo”

A Ana Marlen Tinoco aún le tiembla la voz cuando habla de aquel  13 de noviembre de 1985. Por fortuna la casa donde vivía con su familia no pudo ser arrasada por la avalancha, “todavía no entiendo cómo fue que nos salvamos, la lava se lo llevó todo  y a la mayoría los cogió durmiendo”, recuerda.

Para la época de la tragedia, Ana era profesora y trabajaba como corresponsal para el diario El Combate y la Voz del Tolima.

“Precisamente esa noche preparaba en mi habitación un informe que hablaba de la intensa caída de ceniza y de piedritas”.  Fue entonces cuando escuchó un estruendo muy fuerte lo que la hizo salir rápidamente de su cuarto y despertar a los demás.
Sin luz, teléfono y sin nada que sirviera para avisar dónde estaban refugiados, Ana Marlen y otros armeritas más emprendieron un recorrido para socorrer a otras víctimas. “Dos cuadras más adelante rescatamos al gerente del banco agrario, desaparecieron las viviendas, los molinos, y la vista no podía ser más triste, decenas de niños sin brazos ni piernas que clamaban a sus papás y abuelos.

“Se fue la luz y fue cuando todos pensamos que venía la avalancha. Salimos a la calle y bastante gente que no conocíamos empezó a entrar a la casa, venían tapados de lodo. Luego un río de agua caliente y espesa que cada vez se hacía más grande bajaba con fuerza llevando al paso personas, neveras, mesas y árboles”.

Ana asegura que el agua les llegó hasta la rodilla. “Asustados empezamos a rezar, la situación era desesperante y la gente no paraba de llegar envuelta como en costales y con la cabeza llena de tierra. Menos mal teníamos dos albercas grandes con agua que repartimos, además de la ropa que había en la casa. En la casa se aglutinó más de 100 personas y esperamos a que el día aclara para salir a la calle”, cuenta.

La luz por fin llegó y Ana salió de su casa para ver quien más estaba a salvo. “Todo destruido excepto la estación de bomberos, así que formamos camino con las tejas de zinc para llegar a diferentes sitios y con la ayuda de palos para no hundirnos al pisar en el lodazal en el que quedamos”.

Las ayudas más tarde llegaron cuenta Ana, incluso hasta el presidente Belisario Betancourt se desplazó hasta el lugar de la tragedia, pero pronto se iría pues varios de los sobrevivientes se le fueron encima reclamando y gritando que era el culpable. “Alguien le pegó hasta una palmada y le decían ¡abusivo!, ¡atroz!, pero al final qué culpa tenía el gobierno”, dice Ana.

No olvida el centenar de personas que vio colgada en los árboles, los cuerpos desnudos y niños que perdieron sus extremidades en aquella fatídica avalancha. Uno de sus imborrables recuerdos es la ventana de su casa donde podía ver cómo el agua con lodo y lava arrastraba todo lo que hallaba a su paso.
“Fueron los momentos más tristes escuchando gritos, rezos, llanos y maldiciones. La peor pesadilla de mi vida”.

“Mi barrio vuelto un fango”

“Con 17 casas en un solo barrio habitadas por familiares en unas horas la lava lo arrasó todo dejando el barrio donde nací y crecí borrado del mapa y en un inmenso río espeso de barro”, así recuerda Jorge Enrique Estrada, un armerita que perdió a 48 de sus parientes entre los más cercanos: su madre, abuela, hermana y sobrinos.
Los 120 parientes que tenía Jorge en Armero vivían en el barrio Santander. De aquel lugar no quedó nada, pues la erupción del volcán Ruiz creció con bastante fuerza que cubrió por lo menos cinco metros. Para este armerita los recuerdos van y vienen como ráfagas de viento.

“La gente era muy escéptica, muchos creían que se trataba de una inundación y que con saber nadar se iban a salvar, además no querían perder  lo que habían conseguido con muchos años de trabajo”, dice Jorge Estrada.
 “Estaba en Ibagué cuando  sucedió la tragedia, y lo primero que pensé fue en mi madre y de inmediato quise emprender camino,  la empresa donde estaba me envío con otros compañeros también para conocer la suerte del personal  que trabajaba en Armero”, cuenta.

“Llegamos hasta Lérida no había paso y nos devolvieron. Afortunadamente me ofrecieron la posibilidad de sobrevolar la zona en un helicóptero del ejército, al llegar al lugar no vi el barrio Santander, como tampoco la lomita donde aprendí a montar bicicleta en mí niñez”, narra.

Jorge pudo ingresar a la zona los dos días caminando en medio del lodo y observando según relata, a gente metida entre el barro y escuchando el fuerte bramido del ganado. Finalmente y luego de caminar por un largo rato halló a su hermana y a su sobrino. Los días fueron pasando y la idea de encontrar a más parientes se terminó.

“Murieron en total 48 familiares. Frente a mi casa existió un árbol muy grande donde que escribíamos “mi amor” con corazones cuando los días pasaron regresé y lo encontré hasta la mitad, allí supe que cerca estaba mi casa”.

Ahora Jorge visita cuatro veces al año Armero para conmemorar el campo donde varios de sus parientes padecieron. “No he dejado de contarle a mis hijos lo bonito que era Armero, los paseos de olla y los sitios donde nos reuníamos entre 60 y 80 personas”.

 “Nadie sabía que Armero había desaparecido”

Era las 8:30 de la noche cuando pasó por última vez por Armero. El padre Augusto Carmona Agudelo viajaba esa noche hacía Armero Guayabal, lugar donde vivía tras terminar una misa. Prendió la televisión y de repente se quedó dormido, A la media noche llegó José Antonio Villaquirán profesor en ese entonces del colegio Quezada Jiménez, en su moto con su esposa y sus tres niños para pedirme que tocara las campanas de la parroquia porque el río Lagunilla había inundado a Armero”,  cuenta el padre Augusto Carmona.

Hasta ese momento nadie sabía que Armero estaba desaparecido. No obstante, 15 minutos más tarde llegó la primera noticia de que “una avalancha arrastró hasta el río sabandija miles de personas y que fácilmente se podían contar porque estaban todos amontonados”, dice el padre.

Los habitantes de Armero-Guayabal se encontraban prácticamente en medio de una marea de cadáveres y sin opción de salida pues las vías estaban tapadas por enormes rocas y barro que, según cuenta el sacerdote, arrojó el Ruiz.

“En total fueron 96 muertos los que contamos al otro lado del sabandija. Esa noche la gente comenzó a llegar por la lomita de Santo Domingo, antigua carretera pues la principal estaba repleta de lodo. Horas más tarde de la tragedia, llegaban cadáveres traídos por sobrevivientes hacía la casa cural de Guayabal para darle sepultura. A las 7:00 de la mañana habían siete cuerpos en la casa cural y a las 12: 00 del día ya teníamos más de 50”.

El sábado siguiente en total se enterraron 1.054 muertos en el cementerio de Guayabal de los cuales sólo 11 pudieron ser identificados, cuenta el padre Carmona.

“Dos días después de la tragedia pudimos ingresar a Armero, pues el paso era restringido y sólo se le permitía a socorristas y a las autoridades. Recuerdo que nos hacían poner un vestido especial en la hacienda San Francisco y al regresar a Guayabal quemarlo para evitar la gangrena gaseosa”, dice el sacerdote.

Para cientos de personas como el padre Carmona son imágenes de una naturaleza enfurecida que permanece intacta en la  memoria. “Yo no viaje al instante del suceso pues me quedé atendiendo a los damnificados que requerían de ayudas, pero creo que no hay manera de describir lo que vi. Encontrar la parroquia El Carmen dañada, 25 personas sentadas en las bancas tapadas por el lodo y 300 víctimas aplastadas por los muros del estadio”, expresa.

Aunque muchos en su momento expresaron que la tragedia pudo haberse evitado si los gobiernos hubieran atendido las sospechas expresadas por varios vulcanólogos, “es más recuerdo que 10 meses antes estuve en un curso en Manizales dictados por un vulcanólogo alemán y cuando volví a Armero llevé un mapa de riesgo que lo difundimos por los colegios explicándole a los alumnos lo que se podía oler en caso de que estallara el nevado”. Sin embargo, de acuerdo con el religioso nadie disponía de datos precisos de cómo o cuándo iba a ocurrir la tragedia y en qué magnitud.

“Un día llegó una señora y me dijo: - Padre puse a mis hijas en clases de natación para que cuando llegue la inundación del río Lagunilla ellas puedan nadar y salvarse, pues la experiencia más cercana que la gente tenía era la de 1946 cuando hubo un deshielo en el Ruiz y llegó una avalancha de agua que arribó hasta los parques Los Fundadores, pero jamás nadie imaginó que en una población de 29 mil habitantes iba a amanecer el día siguiente sin nada”, comenta.

El padre Carmona recuerda que uno de los tantos estragos que ocasionó la avalancha fue el enorme árbol que cayó sobre el serpentario donde escaparon más de 130 especies entre ellas boas, cascabeles y pudridores y en la que mucha gente fue mordida.

Correr para salvarse

Cultivos de arroz rucios por la arena que los llovió y unos campesinos cavando un hueco para sepultar varios cadáveres, fue la imagen que quedó en la cabeza de Diego Uribe, un agricultor de esas tierras que vio todo su trabajo perder cuando la erupción sepultó las abundantes tierras.

En su memoria está los rostros de pánico y el desasosiego que se apoderó de la gente “Decidí viajar a Bogotá en mi vehículo y observaba los angustiosos rostros y como se subían desesperadamente al carro. Un hombre que iba en una moto arrojó a una niña al interior de la camioneta. Por el espejo retrovisor miraba como la masa de agua y lodo me perseguía”.

El pedal dio todo lo que quiso intentando escapar de semejante fango de barro que “me perseguía a 10 kilómetros”, cuenta Uribe.
Aunque la muerte estuvo cerca logró llegar hasta una colina a esperar en medio  de los llanos de gente que era arrastrada por la furia de la lava. “Desde la altura alcanzaba a ver personas desnudas, vehículos,  colchones, árboles y el imperio del silencio”.

Por: Jenny Perdomo
Historias publicadas en el diario El Nuevo Día
Noviembre de 2010



miércoles, 15 de junio de 2016

La comida de La Guajira está en su propia tierra

Comunidad de Anuwou en Nazareth / Foto: Andrés Panqueva
Hacer que en un desierto como el de La Guajira pueda cultivarse tomate, maíz, fríjol, limón, naranja, ahuyama, guayaba y hasta torombolo parece un milagro de la naturaleza, aunque tarde muchos años en llegar.

“El último proyecto productivo que tuvimos fue en 1950”, dice Cristina Arpushana, una wayúu de 70 años de la comunidad de Ruleya II en el municipio de Manaure.

Hoy, 66 años después, el desierto que la vio crecer vuelve a ser productivo y de él se pueden cosechar alimentos que ni siquiera ella conocía.

Cristina vive con su esposo, sus 10 hijos y seis nietos, con quienes ha logrado intensificar el trabajo de siembra y cosechas de hasta dos y tres veces al año a pesar de que hace cuatro años no llueve por estas tierras.

Tenemos limón, naranja, ahuyama, guayaba, torombolo, tomate, maíz y fríjol. Quisiera tener esto lleno de cultivos pero la falta de agua no nos deja”, asegura.

Esta wayúu asegura que desde el comienzo del proyecto, sus tierras –o mejor, su desierto– es fértil y todo lo que siembra florece. Es la paradoja de un oasis en medio de la nada.

Una despensa en medio del desierto

A ocho horas de camino desde Riohacha vive Franklin Iguarán, un productor del corregimiento de Nazareth en el municipio de Uribia que ha logrado convertir sus tierras en la mayor despensa de alimentos de la zona.

“Aquí somos cinco familias las que trabajamos. Esto era puro monte, después que vino la Fundación limpiamos y quedo bien, estaba el tanque y el pozo nada más”, cuenta.

Después del cierre de frontera entre Colombia y Venezuela se agudizó la problemática comercial incrementando el precio de muchos de los productos que llegaban a Nazareth, por ello Franklin decidió expandir su huerta y dedicarse por completo a ella, logrando patillas de hasta 24 kilos y vender el kilo de fríjol en $5.000.  

Tanto Franklin como Cristina hacen parte del proyecto que lidera la Fundación Alpina desde hace tres años con recursos del Sistema General de Regalías en 20 comunidades de Manaure y Uribía.

La iniciativa ha logrado que hoy la mayoría de los beneficiarios cuenten con el cerramiento de la parcela, la adopción de un sistema de riego por goteo, un tanque de agua con capacidad para 2.000 litros y un pozo que funciona con energía solar.

Pese al inclemente sol y las lagunas secas, 247 familias producen una gran variedad de alimentos entre frutas, verduras y tubérculos, que han permitido el sostenimiento de 1.590 indígenas.

“Por cada cosecha de maíz se obtienen unos 6.000 kilos por comunidad. Estamos hablando de una hectárea de tierra tecnificada con riego por goteo. En 20 comunidades son 120.000 kilos que se están produciendo.

“En fríjol, en cada siembra se obtiene 3.000 kilos, es decir, 60.000 kilos en cada cosecha”, asegura Arturo Molina Gómez, coordinador del proyecto de la Fundación Alpina.

La inversión de este proyecto contó con aportes de regalías por 2.751 millones de pesos y de la Fundación Alpina por $510 millones para la instalación de dos hectáreas por comunidad: una silvopastoril y, otra, de alimento de pancoger, para un total de 40 hectáreas.


Jóvenes indígenas sembrando el futuro

Pero no todo lo que siembra va para el consumo humano, buena parte de los pastos y plantas como la leucaena, la mombaza y hasta la famosa moringa de la que tanto se habla debido a sus propiedades nutricionales, se destina a la alimentación de los chivos y las cabras.

Estas prácticas las lideran, en gran medida, 80 jóvenes de los internados de Nazareth y Siapana. Ellos se han convertido en multiplicadores de conocimiento en sus comunidades gracias a la capacitación que reciben por parte de la Fundación.

El proyecto les permite hoy contar con una unidad agrícola de aproximadamente 25.000 metros cuadrados la mitad dedicada a la actividad silvopastoril y la otra a un banco mixto de alimentos.


Uno de los beneficiados con las capacitaciones es Raulín de Jesús Duarte, de 17 años quien asegura haber aprendido a “desparasitar a los animales para que puedan dar mejor producción de leche y así alimentar a nuestras familias todas las mañanas”.

Por Jenny Patricia Perdomo 
Publicada 23 de abril de 2016 El Tiempo

lunes, 11 de mayo de 2015

Investigadores desarrollan variedades de soya resistente a herbicida para la altillanura



El proyecto consiste en desarrollar líneas transgénicas con tolerancia al herbicida glifosato a partir de variedades colombianas. El proyecto es financiado por el Fondo Nacional de la Soya  - Fenalce y la Universidad Nacional de Colombia.

La Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Oleaginosas, Fenalce, y la Universidad Nacional de Colombia han desarrollado líneas transgénicas con tolerancia al herbicida glifosato a partir de variedades colombianas, adaptadas a la altillanura.

De acuerdo con Alejandro Chaparro Giraldo, Ph.D. en Genética y Mejoramiento de Plantas de la Universidad de Sao Paulo, Brasil y profesor asociado de la Universidad Nacional, el proyecto es el resultado de años de investigación por desarrollar cultivares transgénicos que suplan las necesidades de los agricultores colombianos

“El proceso lleva 15 años y nos ha llevado a aprender tanto de cultivo de tejidos vegetales, biología molecular y transformación genética, como de derechos de propiedad intelectual y legislación sobre bioseguridad de cultivos transgénicos”, señala Chaparro Giraldo.

Los resultados de estas líneas transgénicas hasta el momento han sido satisfactorios, pues han desarrollado sistemas de regeneración a partir de semillas maduras para tres variedades colombianas de soya.  Además, usando técnicas de cultivos de tejidos, y a partir de hojas cotiledonares han logrado la creación de un sistema que permite obtener entre 3 y 10 plántulas por explante, con una eficiencia del 80%.


El área total de la altillanura colombiana es de 4´255.451 hectáreas, de las cuales 3´139.350 son cultivables

El  diseño de genes semisintéticos que confieren tolerancia a glifosato es otro de los beneficios de estas líneas. “A partir de la captura de secuencias de casetes de expresión para tolerancia a glifosato disponibles en artículos científicos y patentes, hemos diseñado estas construcciones génicas, usando herramientas de bioinformática disponibles en la red. Luego de realizar pruebas in silico para asegurarnos que el diseño funciona y es de calidad, contratamos con una empresa china, sus síntesis de novo y la inclusión en un vector de transformación” explica el investigador.

El 80% de la soya que se consume en Colombia es importada, principalmente de Argentina, país productor de soya transgénica tolerante al herbicida glifosato. “Transferir esta herramienta tecnológica a variedades colombianas de soya incrementa la competitividad de los agricultores nacionales, en un escenario donde hay mucho espacio para crecer”, agrega Chaparro Giraldo.

En este importante proyecto trabaja un profesor con grado de PhD en fitomejoramiento, un investigador asociado con grado de PhD en biología, dos estudiantes de doctorado, dos estudiantes de maestría y un joven investigador.  Además es financiado por el Fondo Nacional de la Soya – Fenalce y la Universidad Nacional de Colombia.

No hay duda que los beneficios asociados al uso de la tecnología transgénica de tolerancia a herbicidas, son ampliamente conocidos en revistas científicas y muy cercanos con la tecnología de labranza cero, que es facilitada por la característica de tolerancia a herbicidas, y que se pueden resumir en disminución de costos de producción  y del impacto ambiental de la agricultura.

Por ahora, el equipo de investigadores trabaja por desarrollar la  transformación de explantes de soya mediante agrobacterium tumefaciens, usando los genes diseñados y probados por los expertos. Así mismo, trabajan de la mano con Fenalce en la generación de híbridos transgénicos de maíz doble gen (tolerancia a herbicidas / resistencia a insectos)  a partir del cruce entre líneas nacionales desarrolladas por el programa de fitomejoramiento del gremio y líneas transgénicas.

Otro importante avance son los trabajos para generar líneas transgénicas de papa con tolerancia a Tecia solanivora, a partir de la variedad Pastusa Suprema, por el grupo de investigación en papa de la Universidad Nacional de Colombia.

¿De dónde nace la iniciativa?

El proyecto surge de una propuesta que el grupo de Ingeniería Genética de Plantas, hace a la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Oleaginosas, Fenalce, quienes a su vez la presentaron al Fondo Nacional de la Soya.  

La iniciativa es el resultado del aprendizaje en la investigación para desarrollar cultivares transgénicos para las necesidades de los agricultores colombianos, proceso que lleva 15 años liderando el grupo de investigadores de la universidad, y que los ha llevado a aprender tanto de cultivo de tejidos vegetales, biología molecular y transformación genética, como de derechos de propiedad intelectual y legislación sobre bioseguridad de cultivos transgénicos.

Por: JPPP
Artículo publicado en la Revista Nacional de Agricultura

Panela saborizada para una bebida clásica

Productores de panela en Palocabildo, Tolima, transforman un negocio con varios años de tradición, para lanzar al mercado un nuevo producto que promete endulzan las bebidas de habitantes de la región y  próximamente del país.
Una nueva manera de presentar la panela surge en Palocabildo, un pequeño pueblo en el norte del Tolima, ubicado a tan solo 200 kilómetros de la capital del país,  y que hoy muestra un notable progreso en la producción de este alimento, cuyo único ingrediente es el jugo de la caña de azúcar, mostrando una mayor optimización de los recursos y de buenas prácticas agrícolas.

Panela pulverizada de limón, frutos rojos, maracuyá, mandarina, piña naranja, durazno, kiwi, y muy pronto frambuesa, forman parte de la amplia gama de sabores que ofrece la Asociación  de Paneleros de Palocabildo en el Tolima, en cabeza de Néstor Rodríguez Melo, pionero de esta idea en su municipio, y quien después de varios ensayos concluyó que era importante  darle un valor agregado a la panela a través de una especie de aromática distinta.

“La idea de pulverizar la panela nació en 2009  desde que comenzamos a participar en las giras técnicas, capacitaciones de los gremios, en ferias y exhibiciones; veía muestras de panela pulverizada  de otras partes del país y  llegué a probar si la caña que nosotros teníamos servía para este proceso. Tras varios ensayos y mirando por internet le fui cogiendo el tiro”, cuenta Rodríguez Melo.


Comenzar de cero no es fácil, sobre todo si se trata de una producción de tradición, pero era necesario tener otras opiniones del nuevo producto al que Néstor le estaba apostando; así que comenzó a comentarles a sus amigos más cercanos no solo las dificultades que iban surgiendo  en relación con su nuevo producto, sino también para que fueran ellos los primeros en degustar la pulverización con sabor.

Calidad y compromiso fueron los dos elementos que impulsaron a Néstor Rodríguez en la aventura de su nuevo negocio. Feliz porque lo comentarios de sus amigos sobre su nuevo producto eran positivos, no eran suficientes para creen en un 100 por ciento que lo que estaba próximo a sacar al mercado era realmente bueno, entonces arrancó puerta a puerta, en panaderías y tiendas de Palocabildo a posicionar su aromática de panela.
La Organización Mundial de la Salud ha destacado la  panela como un alimento endulzante de origen natural y por su contenido nutricional
“Me fui a mostrarle a los amigos y  todos me decían ¡la berraquera!, otros que soñar no cuesta nada, así que  empecé con la gente de pueblo, les regalaba un poquito y pensaba que si hacía lo más difícil que era producirla, comercializarla iba a ser más fácil sin necesidad de intermediarios”, expresa Rodríguez Melo señalando que este es un negocio que se perfila  para consumidores de todos los estratos, ya que les permite incrementar su margen de ganancia entre un 30 y 40 por ciento frente a la panela de bloque o tradicional.

Tras dos años en este proceso, una siembra al doble en términos de hectáreas de cultivo de caña y una producción de dos toneladas mensuales de panela representada en 2.000 kilos, la cual es pulverizada con apoyo de sus compañeros de la asociación, hoy se encuentra en las principales panaderías, tiendas y supermercados del municipio y se comercializa en Falan, Casabianca, Fresno e Ibagué.  Además genera alrededor de 10 empleos en su finca con un impacto más amplio de bienestar económico y social para las familias.

En Palocabildo existen alrededor de 60 a 70 trapiches, según cifras de la Asociación de Paneleros de Palocabildo, Asopal, los productores asociados cuentan en la actualidad con un área de 300 hectáreas cultivadas de caña para una producción anual de 1.500 toneladas de panela.

Expectativas del negocio

De acuerdo con Abner Nonato Cárdenas, presidente de Asopal  desde hace 8 años, la idea de la asociación es lograr que el 100 por ciento de los productores de Palocabildo produzcan panela pulverizada dado a su practicidad y a la tendencia del mercado en familias que buscan  facilidad a la hora de hacer sus compras.

“Para mediados de este año esperamos tener una planta de miel financiada con recursos del pacto agrario con el fin de recepcionar las mieles, homogenizarlas y purificarlas mediante el proceso natural para sacarlas inocuas al consumo”, señala Nonato Cárdenas, al destacar que con esta planta se lograría una sola calidad de la panela; no obstante, su instalación está sujeta al ritmo y voluntad de las autoridades de gubernamentales.

Para Nonato Cárdenas el éxito de este negocio consiste en tener un mercado asegurado es por eso que desde hace un año incursionaron con un nuevo empaque y bajo el eslogan “Consumir panela, un dulce decisión”, empezaron a vender aromática de panela saborizada; no obstante, el acompañamiento del Estado es fundamental para cumplir con las exigencias de los consumidores. “Por fortuna hemos contado con las capacitaciones de Fedepanela, la SAC, la Gobernación y el Sena; pero se requiere de un seguimiento permanente para culminar con éxito el proyecto”, dice.

Por el momento los productores de la Asociación de Paneleros de Palocabildo han tenido acercamientos  con varios empresarios del país; sin embargo son pocos los negocios que se han podido concretar debido a la falta de seguridad en el pago  y a la entrega de la producción.

Guillermo Giraldo, presidente del Comité Departamental de Paneleros, asegura que la principal ventaja de producir panela pulverizada, es que tiene un comercio más justo  que las de bloque, que tienen un precio irrisorio en el mercado, dejando al intermediario con la mayor ganancia.

“Producir panela está alrededor de 1.200 y 1.250 kilo y se vende en bloque al mismo valor porque el comprador nunca pierde. La ventaja con las pulverizadas es que por ahora no son tan competitivas y por su manejo agronómico no todas las cañas que se cultivan en el país sirven, nosotros somos privilegiados por el suelo. Estoy pulverizando hace 7 años con un margen de mejora significativo y vendiendo entre  1.900 y 2.000 pesos a mayoristas de Bogotá  e Ibagué,”, comenta Giraldo.


Capacitación del recurso humano

Buena parte de los productores de la Asociación de Paneleros de Palocabildo forman parte del grupo de capacitados del programa Educampo que lidera la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, con tres líneas de formación puntuales en sus talleres. La primera, hace referencia al tema empresarial: gerencia, manejo contable, financiero y adecuada operación. La segunda, se orienta a la parte técnica, cuyo elemento esencial es abordar aspectos relevantes en la  productividad. 

Un taller de este tipo, por ejemplo, enseña cómo manejar eficientemente los recursos e insumos para afrontar el cambio climático y la crisis ambiental desde la composición del suelo. La tercera línea se interesa por mostrar la realidad, lo que está sucediendo en el sector y los desafíos que se deben asumir en los próximos años a través de modelos incluyentes que permitan generar una actividad a escala, con personas capacitadas dispuestas a reactivar el campo.

Por JPPP
Artículo publicado para la Revista Nacional de Agricultura

jueves, 26 de marzo de 2015

Comunicación más allá de la retórica de la democracia y la política

Las articulaciones democráticas, los modos de producción, la forma de construcción y despliegue de las políticas públicas incidirán necesariamente en las transformaciones del espacio público y las comunicaciones. Pero también estas transformaciones influirán en ellos."
Capítulo II: Una visión de desarrollo, pág. 9

La evolución de la comunicación así como la modernización de las sociedades siempre han estado estrechamente ligadas con la dinámica de la política y los intereses de las élites económicas. Esta combinación es lo que ha permitido dar origen a sistemas de organización parcializados y formas de comunicar  a partir de una masificación de los medios y un control absoluto de contenidos, garantizando a la burguesía, que por lo general comparte el poder con la aristocracia de la clase política, emitir mensajes de amplia difusión.
Desde el siglo XIX se empezó a establecer un nexo inseparable entre comunicación y política como un dúo al servicio del interés del Estado y las decisiones de política pública. Particularmente en esta última, el rol fundamental de los medios debe consistir en promover la participación ciudadana y dar a conocer de manera eficiente los temas del mayor y más amplio interés. No obstante, gran parte de la corruptela política se origina por el desconocimiento de las dinámicas en materia de políticas públicas y por ende de la lógica sobre las que estas deben funcionar ante la ley.

Durante la primera mitad del siglo XX, el Estado asumió la responsabilidad de gestionar el desarrollo del conocimiento desde la esfera pública, digamos que el modelo keynesiano del Estado de bienestar se perfiló a esta concepción; sin embargo, este modelo ha experimentado una transformación sustancial durante los últimos años, debido a cambios profundos en el papel del Estado y en los intereses de los grupos económicos, lo que ha llevado a crear una brecha entre el beneficio de una sociedad y el beneficio financiero de un grupo reducido, pero poderoso: un tema de desigualdad.

Un concepto que se agrava y choca con la democracia, que debería tener una lógica política de igualdad; en este sentido, el término de desigualdad cobra mayor importancia y es necesario conocer las causas que la originan y qué tanto tiene que ver el capitalismo y la política pública.

El economista Armando Di Filippo asegura que el concepto de capitalismo se aceptó como tipo ideal de sistemas económicos imperantes tanto en las sociedades desarrolladas como en el orden internacional de posguerra. A pesar de partir de este conocimiento acumulado sobre el capitalismo, su impacto en las sociedades periféricas se examinó de manera autónoma arriesgando nociones “abiertas” como “semicapitalismo”, además de “precapitalismo” para provocar discusiones conceptuales, que animarían el debate sociológico de los años 60 y 70  y que más tarde se traducirían, por el propio Prebisch, en sus versiones sobre lo que denominó el “capitalismo periférico”.
Lo mismo aconteció, en el ámbito de la sociología política latinoamericana, con la otra gran categoría de las sociedades contemporáneas de occidente: el concepto de democracia.

También aquí a pesar del conocimiento acumulado sobre la categoría democracia, tanto el proveniente de la antigüedad clásica como de la modernidad, el impacto de las instituciones democráticas en las sociedades periféricas, debió ser reexaminado por la ELD (Escuela Latinoamericana de Desarrollo) de manera autónoma, dando lugar a modalidades específicas y a desviaciones respecto de sus tipos ideales clásicos y modernos, que son características de América Latina: (populismo, burocratismo, autoritarismo, clientelismo, personalismo, caudillismo, etc.) enérgicamente rescatadas en los trabajos fundacionales de José Medina Echavarría quien, junto con Prebisch, fue el gran artífice en la formulación de los temas y problemas tratados por ELD (Di Filippo, 2007: p.128).
En los años 70, junto con el endurecimiento de las estrategias de Estados Unidos respecto de América Latina, se produce la represión de las turbulencias sociales de dos décadas anteriores y, la instalación de dictaduras militares en toda América Latina, Chile es un ejemplo de esto. Esta coyuntura histórica genera las condiciones para el comienzo de modelos económicos abiertos, afines con una lógica de mercado y con creciente participación de los sectores privados, especialmente de las empresas transnacionales. En el caso chileno, durante la dictadura  militar, este proceso significó una reducción de las estructuras y funciones del Estado.

Para los años 80 retorna el concepto de democracia, y la consolidación de las estructuras económicas del capitalismo planteadas a escala global. Tras las distintas modalidades de la denominada guerra sucia en las que el terrorismo de Estado se enfrentó con la revolución de izquierda para "aplastarlo a sangre y fuego", se logró el restablecimiento de las instituciones de la democracia latinoamericana tal como ellas estaban registradas en las cartas constitucionales que estaban suspendidas pero no suprimidas durante el período de las dictaduras militares. 
Este periodo se le llamó la década pérdida en términos económicos por la depresión económica que propinó el golpe de gracia al proceso de desarrollo protegido heredado de la posguerra; sin embargo, los 80 también fue considerada una década ganada en el campo político, reinstalando los regímenes democráticos. A comienzos de los años 90, un escenario distinto se ofrecía a las reflexiones sobre el desarrollo.
Por otra parte, el concepto de democracia relevó aspectos como eficiencia, trasparencia y equidad, dejando en un segundo orden lo relativo a control social, interculturalidad y sustentabilidad, entre otros aspectos (S.a; s.f.) (Capítulo III. Transformación del espacio público y las comunicaciones).
Durante esta década el debate también se centró el debate en la brecha de la equidad con énfasis en las inequidades económicas. La posibilidad de superar la heterogeneidad estructural de América Latina.
En este proceso la Cepal jugó un papel en sus reflexiones de tipo económico, y social. En su documento 'La hora de la desigualdad Cepal: brechas por cerrar, caminos por abrir', propone políticas públicas muy concretas en torno a la necesidad de reducir la brecha de desigualdad más allá de las meras recomendaciones.
No solo describe la brecha de la productividad en América Latina frente a otros países del continente oriental, sino el papel del Estado en el ámbito de la productividad y hacia dónde debería estar orientando sus políticas.
Es en este sentido, la lucha contra la desigualdad se ha convertido en uno de los temas más importantes en los países de América Latina a partir de políticas públicas tendientes a reducir la brecha. Dichas políticas se fundamentan de los ciudadanos, de sus necesidades y el qué hacer de manera táctica para brindar un bienestar más equitativo.
Carlos Sojo en el texto: 'La modernización sin Estado: el destino privado de las políticas públicas', señala que toda política pública, en especial las dirigidas al desarrollo social, supone políticas de reducción de pobreza, pero no toda intervención para reducir pobreza contiene un programa de desarrollo social ni puede considerarse una política pública. De hecho, una consecuencia no deseada del énfasis en las acciones gubernamentales antipobreza en las últimas décadas es el deterioro significativo de las políticas orientadas a la generación de movilidad social intergeneracional, principalmente en el plano educativo y en lo relativo a la calidad y la cobertura de la enseñanza media.

Así pues, la política democrática, por mucho que sea un recurso usual de toda clase de retóricas, no puede ser menospreciada. Necesita de mecanismos institucionales que garanticen no solamente la formulación de leyes, sino su exigibilidad y su respeto por parte, especialmente, de agentes gubernamentales y gerentes privados. Tampoco puede ignorar la importancia de la formación democrática de demandas sociales (Sojo; 2004, p. 152).
Es por eso que la comunicación es un aspecto central de estas transformaciones, las que inundan todos los aspectos de la vida, además de las decisiones de producción, los niveles de precios y los procesos de mutación de la industria cultural, entre otros asuntos.
En Chile, y en general en América Latina, existe cierta similitud entre la jerarquización de la agenda mediática y el organigrama político. La cercanía del vinculo directo, entre los medios de comunicación y la clase política se hace evidente, no solo en el volumen de noticias diarias relacionadas con en este ámbito, sino además por detalles como la frecuencia de consulta de fuentes oficiales e incluso el lenguaje con el cual los periodistas se refieren a estos.
Lo que se denomina organigrama político, no se refiere únicamente a la división de las ramas del poder estatal en funcionarios-gobernantes de las ramas legislativa, ejecutiva y judicial, sino en el orden de influencia, la frecuencia y la capacidad con las que esferas como la económica, la religiosa, la académica, la seguridad nacional o el deporte, son capaces de desplazar el imaginario de relevancia de una manera tal que son capaces de opacar la intención de deliberación del público frente a temas de mayor interés o impacto en términos generales.

La acción de comunicar en medios
Podría afirmarse que la relevancia de una noticia se limita al interés de la esfera política de que se conozcan o no los hechos relevantes que en ella ocurren, y no al derecho que tiene el público de estar informado. Así las cosas, el ambiente de confianza y de popularidad generado por este tipo de actitudes no es el mejor.
Es por eso que un público con mayor cantidad de fuentes informativas es un público con una posibilidad mayor de intervenir de manera positiva en su entorno global, mediante la participación en debates y ajustes de las políticas públicas y sus potenciales efectos. En general el poder decisorio de una comunidad sigue residiendo en la calidad y en la cantidad de información a la que puede acceder para transformar su propia realidad.
La finalidad del producto comunicativo de masas tiene más la función de convencer y reafirmar (perpetuar el estado actual de las cosas), que de analizar a profundidad una situación y sus causas, decir la verdad o hablar de un tema del mayor interés para el público. El orden de relevancia de los temas que se tratan en los mensajes va directamente asociado a la agenda de compromisos e intereses particulares. Quien es dueño de un medio, interpreta el hecho, maneja la manera (el sentido) en el que debe entenderse y por ende, argumenta la actitud que se debe tomar frente a una situación semejante, lo cual da al traste con la supuesta imparcialidad que deben conservar los medios. 

Se trata de un método de dominación evidente pero cómodo que le permite al consumidor librarse de responsabilidades y culpas por el presente que vive. Un medio, especialmente los oficialistas, matizan las relaciones de poder, al musicalizar y proyectar la imagen carismática de los gobernantes, haciendo ver como humanista al peor de los tiranos, como en el caso de Hitler. La función principal de los productos culturales de consumo masivo es genera la sensación de corresponsabilidad y de coherencia cultural entre gobernantes y gobernados.

Para nadie es un secreto que la comunicación de masas hace parte del sistema educativo de un país. La comunicación de masas es la encargada de rellenar el vacío contextual que deja la escuela y su método netamente expositivo y acrítico, saturado de fechas, datos y hechos aislados. Pretender que un joven entienda la relación entre el pasado y hechos cotidianos del presente es casi pedirle que baje el cielo con las manos. Esto ocurre porque la escuela enseña pero ni explica ni educa, pero la televisión por ejemplo sí.
La principal habilidad que tuvieron los burgueses pioneros de la comunicación mediatizada a comienzos del siglo XX, fue la de resolver diplomáticamente pero de tajo la cuestión de la ambigüedad política que padecía el público de aquella época. No en vano la mayor herencia que recibió Latinoamérica de aquella escuela primeriza de comunicadores- comunicólogos, es la del oficialismo mediático. En este contexto los términos, politizar, polarizar y popularizar funcionaron y funcionan como sinónimos.

Frente a la vieja concepción meramente táctica de la democracia y puramente reproductiva de la cultura y la comunicación, democratizar nuestra sociedad significa hoy trabajar en el espesor de la trama cultural y comunicativa de la política. Pues ni la productividad de la política es separable de las batallas que se libran en el terreno simbólico, ya que es ahí donde se produce el sentido de lo social, el del reconocimiento mutuo, ni el carácter participativo de la democracia es hoy real por fuera de los modos y escenarios de la comunicación masiva (Barbero, 2002: p. 323).
Reducir los elementos ideológicos y políticos al discurso elaborado en términos sencillos, expropiando al pueblo de sus expresiones populares propias y re interpretándolas para devolvérselas a manera de propaganda a través de los medios, es una estrategia de acercamiento que difumina tanto la intención del mensaje como las diferencias sociales entre emisor y receptor. No hace mucho, en nuestro país encontrábamos un presidente disfrazado de campesino tomando tinto sobre un caballo como cualquier arriero paisa (caso colombiano), haciendo uso de las expresiones más coloquiales de su tierra natal. La mixtura que resulta sin embargo, de mezclar expresiones culturales populares con el discurso político genera la aceptación consensuada de las relaciones de poder. Genera lo que algunos sociólogas llaman “identidad”.

En conclusión, el conjunto de prácticas que efectúan los medios masivos están encaminadas a comunicar lo que conviene, a educar sin enseñar y a politizar, polarizar y popularizar en la cultura pro oficialista. La existencia de públicos críticos que llegan a convertirse en verdaderos iconoclastas hace parte de una especie en crecimiento constante, sin insinuar que alguna vez llegaran a ser una mayoría. Solo nuevas prácticas culturales darán los elementos faltantes.
Por: JPP

domingo, 1 de marzo de 2015

La información periodística en el marco latinoamericano


Surge la necesidad de abrir el debate sobre la existencia de “un claro y deteriorado hecho de la información y la comunicación en función de una opinión pública sólidamente constituida”, tal y como lo afirma el escritor y teórico de la comunicación argentino, Aníbal Ford en su texto “Resto del mundo”, en relación con el protagonismo que ha venido adquiriendo en los últimos años y, particularmente en América Latina, el infroentrenimiento en la “agenda noticiosa”.

 Para empezar, es necesario reconocer que la noticia surge de la necesidad de comunicar algo, un proceso que por años ha consistido en usar los discursos verbales y no verbales y atravesar de manera transversal, como lo señala Stella Martini en su libro ‘Periodismo, noticia y noticiabilidad’, las prácticas de las sociedades.

Para Martini, esta definición presupone un proceso de retroalimentación que “excluye toda consideración del circuito de la comunicación como lineal, y reconoce al público como actor en la producción de significados”, dice. Finalmente, es el público quien da sentido o vida a esos mensajes transmitidos por medio de una subjetividad la cual está conformada de vivencias, estilos de vida dentro de una sociedad y una cultura determinada; en otras palabras un mensaje depende de un contexto, un momento y una cultura.

Es por eso que construir los acontecimientos para la socialización y la constitución de la opinión pública implica “un alto grado de responsabilidad por la capacidad de alcance y naturalización de los discursos massmediáticos”, subraya Stella Martini.

Así mismo, señala cómo el trabajo de periodista se desarrolló, en su mayoría, “en un contexto de sociedades de crisis, de fuertes transformaciones socioestructurales y de una tensión constante entre las noticias que producen y el estado de la opinión pública, por una parte, y en una relación conflictiva con el poder político y económico. (Martini, 2.000: 25).

Incluso, a lo largo de la historia hemos visto cómo diferentes sucesos que marcaron historia en el mundo, trasformaron la manera de ver el periodismo, realzando la profundidad de lo narrado, sin dejar espacio para la ficción, pues tanto los personajes como los hechos deben ser reales.

En el marco latinoamericano, no es fácil explicar la evolución de las noticias; sin embargo, las distintas doctrinas y teorías provenientes de otros países, así como la aparición de nuevos pensamientos, hicieron del drama, las tradiciones, las letras, las costumbres, la economía y la gramática misma de la lengua, la mayor fuente de riqueza de la comunicación.

El reconocimiento de una realidad camino a la globalización y los grandes cambios en materia cultural, no son ajenos a la urgencia de articular la información, la comunicación y la cultura, ¿pero, cómo hacerlo de forma adecuada? Muy acertado resulta Aníbal Ford al decir en su texto ‘Resto del mundo’, que uno de los ejes de esta problemática es la relación entre la información y una de sus zonas de mayor condensación: la noticia, teniendo en cuenta su larga persistencia y la forma en que se generó a mediados del siglo XIX, durante la urbanización, la revolución industrial y esa etapa de la modernidad.

Así pues en el estado ideal de lo que es noticia, habría que definirla como aquella que rompe con lo cotidiano y revela lo desconocido. Su importancia debe ser tan alta que debe interesar a un amplio grupo de personas y responder, de acuerdo con Stella Martini, a los criterios de novedad, imprevisibilidad, excepcionalidad, relevancia, jerarquía de los protagonistas y efectos en el futuro.

Al tomar en cuenta los valores que rigen la noticiabilidad, “la noticia puede ser definida como la construcción periodística de un acontecimiento cuya novedad, imprevisibilidad y efectos futuros sobre la sociedad lo ubican públicamente para su reconocimiento”, dice Martini.

 Según la autora, en la noticia se estudian las formas en que se legitima y naturaliza como discurso ante la opinión pública los discursos, los criterios de noticiabilidad a los que corresponde y bajo qué clasificación aparece los sentidos posibles construidos, y la conexión con las series de representaciones que circulan en la sociedad.

Es así, pues, que el punto de partida de la noticia son los acontecimientos, los cuales marcan una ruptura en la historia diaria y que son noticiables en un momento determinado.

Entre los valores más importantes de las noticias están la novedad, originalidad, evolución futura de acontecimientos, importancia y gravedad, proximidad geográfica del hecho a la sociedad, magnitud por la cantidad de personas o lugares implicado, incluso la jerarquía de los personajes.

Stella Martini y Lila Luchesii, en el capítulo III del texto ‘Noticia y agenda: el periodismo en acción’, coinciden en que la noticia desplaza el hecho y ocupa desde su propia relevancia, lograda por el trabajo de construcción, el espacio mediático. “El trabajo depende del tipo de suceso, es decir, hay modalidades que se aplican habitualmente para los temas y las series de acontecimientos, para, para la nota que sale en un bloque o una sección determinados, describen.

Según las autoras, los acontecimientos que se hacen públicos tienen el carácter de imprevistos y de excepcionales. Esto es, la noticia es el relato de la excepción de un acontecimiento fuera de serie que desarma  la repetición cotidiana de la vida en una sociedad, del mundo, y lo lleva a las tapas de los diarios, a la pantalla televisiva, al aire de la radio.

“Otras veces un acontecimiento se transforma en un tema que se instala en la agenda del medio y constituye una serie como el de las migraciones pobres o el del desempleo en los sectores más jóvenes de la población” (Martini, Luchesii, p. 38).

En función de informar, las fuentes juegan un papel fundamental en las noticias. Son las herramientas indispensables para la construcción de la misma. La mezcla ideal entre lo real y lo objetivo, la sensibilidad y el interés ante un hecho. La noticia por su condición contiene elementos valorativos que intenta reflejar lo acaecido dando fechas, datos exactos, y por su puesto un relato lo más cercano posible de la verdad.

Para Stella Martini y Lila Luchesii, las principales fuentes de información que por lo general suelen ser  los actores de los acontecimientos, necesitan del espacio y la difusión que los medios les permiten en el ámbito público. “Las fuentes de información, los públicos y los  periodistas constituyen la triangulación básica operativa en la construcción de la noticia”.  

No obstante, también hay que reconocer que el proceso de construcción de la noticia está sometido a presiones de diversos grados y orígenes. Según McQuail, en el centro de las demandas y presiones está la empresa de medios y sobre ella, en un primer nivel operan las fuentes, las audiencias, los  propietarios y los anunciantes y en un segundo nivel, los inversores, los grupos de presión (nacionales y trasnacionales), el gobierno y las instituciones políticas y sociales.

Para nadie es un secreto que hay que hacer una noticia vendible y esta a su vez, se convierte en la manera de medir el éxito de los medios. La necesidad de producir información simplemente para entretener una audiencia poco hábil para clasificar su nivel de influencia se reduce con el infoentretenimiento, aplicada más que todo en televisión. En este proceso la noticia deja de ser noticia para convertirse en espectáculo, algo que producirá expectativa, sensacionalismo y asegurará una audiencia gustosa por este tipo de información.

Las tragedias, las comedias  y en general el espectáculo comenzaron a tomar bastante fuera en América Latina poco después de que los temas de comunicación, incluidos sus estudios y efectos tuvieran un componente de politización, como resultado de la relación entre los procesos de transformación social, los modelos de desarrollo y las propuestas políticas de cambio estructural.

Los temas de política de los canales informativos empiezan a simplificar sus informaciones, sesgar y muchas veces censurar noticias en función de los intereses de los propietarios de medios.

 El conocimiento entre el profesional y sus fuentes es importante para el trabajo del ejercicio cotidiano; sin embargo, hay que tener cuidado, pues una fuente habitual  en ocasiones puede necesitar favores y exigir a su vez exclusividad.

Por otro lado, están los ciudadanos del común, que se constituyen en fuente informativa cuando son protagonistas de hechos que causan conmoción y que pueden derivar en sucesos futuros.

La profundidad describe un estilo de la noticia. Pero también una forma de entender la noticia. En este caso, definición de la noticia y estilo de la noticia se equiparan porque la exigencia por mayor profundidad se reitera en varios testimonios. Igaulmente, sin desvirtuar los hechos noticiosos fundamentados por la objetividad, cada periodista imprime su sello personal, por lo que intenta hacer una clasificación  de  la información, sin perder la esencia del género, que en últimas es informar.

Entonces aquí viene el papel de los medios. De acuerdo con la politóloga, Noelle-Neumann, la función de los medios se manifiesta en las acciones de los ciudadanos. “Pero la información periodística es cada vez más un insumo para la inserción en la socialización cotidiana que una herramienta de construcción de ciudadanía comprometida con la democracia”, dice.

La mayoría de medios se rigen por una agenda, resultado de los temas seleccionados y construidos como noticias, pero, a la vez, es la posibilidad para la audiencia de organizar su consumo. En ella se incluyen las visiones, las necesidades, los contratos de lectura y los pactos con las fuentes.

No hay que olvidar que la noticia se enfrenta con una realidad: la inmediatez, la misma que a veces resulta pobre e invade la misma función del ejercicio ante la urgencia cotidiana de tener que informar. El debate público hoy se centra en su intento por profundizar y mostrar con rigor y transparencia una realidad, que hoy es cuestionada por otros poderes de orden político, económico y social. Es cuando aparecen los principios que rigen al periodismo y de los medios por salvaguardar una independencia, lejos de los poderosos.

Un oficio que debe jugar con otros elementos necesarios en el marco de construcción de sociedad: la democracia y  la opinión pública, ambas  como parte de un proceso de transformación sociocultural en marcha, crítico e incierto.